La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel.

Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano
desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y
cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con
su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su
nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana
dulce», una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su
nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la
familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa
por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark,
un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un
afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas
lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de
pequeños gestos.